miércoles, 7 de mayo de 2014

FERNANDO RUEDA: "Todos los periodistas que hemos trabajado en algún tema por el que el CNI tenga interés somos controlados"

Fernando Rueda es una referencia del periodismo de investigación y uno de mejores en el campo del espionaje. Fue subdirector de Interviú y de Tiempo, revistas para las que sigue escribiendo, es parte del equipo del programa radiofónico La rosa de los vientos de Onda Cero, ha escrito once libros y es doctor en Periodismo por la UCM. 

Dicen de usted que es la persona que más sabe de espionaje en España. ¿Se considera un espía de espías?
Sí, porque en el fondo lo que hacemos los periodistas es investigar, buscar aquello que alguien trata de ocultar. Y los periodistas de investigación más aún. No hay periodismo de investigación sino hay alguien que tiene esa voluntad que determinadas cosas que hacen como corruptelas o comportamientos inmorales no sean conocidos por la sociedad. El mundo del espionaje, al que yo me dedico, está lleno de comportamientos ilícitos e inmorales. Lo que pasa es que, aparte del propio CNI que los oculta, también el Gobierno los esconde porque no le interesa que se conozcan ese tipo de comportamientos.

Se trata por tanto de una de las figuras más puras del periodismo como perro guardián.  
Yo prefiero llamarlo el perro controlador. Nosotros lo que tenemos que hacer es controlar al Gobierno. No se trata de contar las misiones extrañas que está haciendo CNI, porque pones en riesgo la vida de los espías. El pasado diciembre se cumplieron diez años del asesinato de ocho agentes del servicio secreto en Irak. El trabajo del periodista es averiguar por qué fueron asesinados, qué estaban haciendo allí, cómo informaron a Aznar de que no había armas de destrucción masiva…

El CNI investiga lo que pide el Gobierno pero ¿cómo conseguimos que el partido que está en el poder no se aproveche de estos servicios de inteligencia?
No es posible. Porque la diferencia entre lo que es el Estado y el Gobierno se lleva muy mal. Por ejemplo el CNI está apoyando intensamente al Rey a raíz del tema de Urdangarín. Ellos se amparan en que todos los ataques contra el Rey pueden ser ataques contra el Estado. Hay otra opinión y es que al Rey, cuando se está investigando si ayudó a su yerno a llevar a cabo acciones ilegales o, en cualquier caso inmorales, no se le puede apoyar. Pero el CNI lo protege. Lo mismo ocurre con el Gobierno con el caso Bárcenas. ¿Eso está dentro de lo que debería de ser función del CNI? Yo creo que no.

¿Por qué los Servicios Secretos se llaman Servicios de Inteligencia?
Porque los Servicios Secretos quieren blanquear su imagen. Hablamos de Servicios Secretos influidos por las películas de James Bond y ese tipo de cosas. Ese nombre nos lleva a pensar que hay unas alcantarillas donde se mueven las ratas y se realizan operaciones muy sucias. Sin embargo Servicio de Inteligencia parece algo de cierta importancia. Con inteligencia se habla de obtención de información más análisis. Pero, aunque les moleste, los periodistas intentamos usar el término de Servicios Secretos.

Los agentes de los Servicios Secretos de España, desde hace pocos meses, pueden dejar el CNI y pasar a trabajar para empresas privadas. ¿Hasta qué punto afecta esto a la seguridad nacional?
El espía se va como cualquiera a donde más dinero gana. El problema está en países como EEUU donde los servicios de espionaje encargan determinadas misiones a empresas privadas. Y muchas veces son los propios espías los que dejan su trabajo en la CIA y se van a esas empresas privadas a ganar más dinero. Eso sucede en el caso Snowden. En realidad Snowden no era un agente del NSA sino que pertenecía a una empresa que realizaba determinados trabajos para la NSA. En España cada vez hay más empresas privadas que trabajan para el CNI lo que pasa es que no se conocen. El CNI las contrata para misiones especialmente guarrindongas para que si les pillan no puedan decir que lo ha hecho el CNI. Pongo un caso concreto: en Barcelona fue detenido un técnico informático que se llama Tomás Bevilacqua que resultó ser la persona que protegía informáticamente la empresa de Iñaqui Urdangarín. Bevilacqua cobraba de fondos reservados del CNI para, como ocurrió, poder decir que no estaba en la nómina cuando en realidad trabajaba para ellos.

Independientemente de los casos de espionaje masivo que sufrimos casi todos, ¿se cree espiado?
Todos los periodistas que hemos trabajado en algún tema por el que el CNI tenga interés hemos sido controlados. Hace unos años, yo estaba terminando un libro, K.A. licencia para matar, salí en Nochevieja y al día siguiente me puse a escribir y noté que al ordenador le pasaba algo raro. Se lo llevé al técnico y no me supo decir que le pasaba. No le dije nada a nadie y terminé el libro. Normalmente escribo sin censura y cuando termino analizo qué partes quiero publicar y cuáles no. Cuando el libro salió publicado, el director entonces del CNI, Javier Calderón, acudió al Palacio de la Moncloa y se reunió con quince periodistas. Uno de ellos era Antonio Casado que era redactor jefe de la revista Tiempo, yo entonces era subdirector.  Le pedí que le preguntase qué opinaba de mi libro. Calderón le respondió: Me da igual el libro (porque ellos siempre desprecian el trabajo de los periodistas) pero me parece muy mal lo que cuenta de mi hijo. Cuando Antonio me lo dijo le respondí Pues no sé qué libro ha leído. Porque en el libro publicado no aparece el caso de su hijo que sí estaba en el borrador de mi ordenador en Nochevieja.

Ganó el premio Ejército por su labor informativa sobre las Fuerzas Amadas ¿Cómo se logra informar sobre una institución tan hermética?
Realmente ya no lo es tanto. Cuando yo lo gané lo era mucho más. Al final informar es penetrar en las redes. El periodista no se hace, como nos obligan ahora tantas empresas, encerrados en las redacciones.  El periodista tiene que salir, ir a los actos, al lugar de la noticia, presentarse, conseguir contactos… Muchos de ellos buscan periodistas con un perfil que no esté controlado por el poder y son ellos los que te dan, muchas veces, las informaciones más críticas. Luego, imagínate, del periodismo de Defensa al del CNI donde las fuentes tienen prohibido por ley hablar con los periodistas. Un militar puede sortear eso pero un espía no puede ni acercarse a un periodista. Cuando un agente entra en el CNI le hacen escribir una lista de todos los periodistas que conoce para tenerle el máximo control.


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